Luego de algún
tiempo de estar lejos de nuestro fútbol aficionado, volví ayer para observar el
juego entre Academia de Crespo (a mi juicio la mejor escuela de fútbol hoy por
hoy de Cartagena) y Real Cartagena, en la categoría sub 15 del Campeonato
Nacional organizado por la Difútbol
Confieso que
tuve innumerables satisfacciones al ver hecha realidad lo que algún día
vaticiné, con relación al salto de calidad que significó la remodelación del
Estadio de San Fernando, en el sentido que no solo iba a provocar el
crecimiento futbolístico de nuestros niños y jóvenes, sino que iba a movilizar
todas las estructuras alrededor del deporte que nos apasiona
No alcanzaba a
posicionarme en el puesto cuando escuchaba con claridad, buen ritmo y
fundamentos futbolísticos la narración del juego por parte del novel: Roberto
José Arteaga, aparejado de criteriosos comentarios, nada más y nada menos de
nuestro dilecto amigo: José Luis Fierro Sánchez, que luego vi, no solo
transmitía el audio del juego sino las imágenes a través del Facebook live
La buena
asistencia en las gradas y el excelente comportamiento, enmarcaban otro
ingrediente satisfactorio del espectáculo que protagonizaban académicos y
heroicos, en el cual, el resultado pasaba a segundo plano, dado el atractivo
que generaba el notable nivel físico y técnico-táctico, de cada uno de los
jugadores y sus equipos
A raíz del
replanteamiento estratégico en los planes de la dirigencia de Real Cartagena,
éste año decidieron apostar a fortalecer sus divisiones menores, contratando gran
parte de los más aventajados técnicos de nuestro medio, hecho que deja ver ya
sus valiosos resultados
Como dije
antes que el resultado pasaba a un segundo plano, así que solo me quiero
referir a todo lo bueno que nos brindó el magnífico espectáculo por su entrega
y calidad futbolística, especialmente por el aspecto que sirve de título a la
presente nota
Fue un partido
intenso de principio a fin, exhibiendo la rica calidad técnica de la gran
mayoría de los chicos, con mucho orden y sentido colectivo, pero lo que más me
llamó la atención fue la honestidad de estos pelaos para darle continuidad y brillantez
al juego
Acostumbrado
uno a ver en nuestro fútbol tanta “marrullería”, donde los “profesionales” se
esmeran por sacar ventaja de lo mínimo así sea en detrimento del espectáculo, y
ver que estos muchachos ponían todo de su parte para no interrumpir el juego,
es algo digno de admirar
No puedo pasar
el buen comportamiento arbitral que poco se notó estando solo en las jugadas
precisas
Definitivamente
el Estadio San Fernando se ha convertido en el mayor semillero de futbolistas,
entrenadores, dirigentes, árbitros, periodistas especializados, y hasta
espectadores que engrandecen este bello deporte.
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