Por Robega
Jugar bien es realizar un trabajo bien, estos es, sin
errores, o en lo posible, con un margen mínimo de errores, pero además, que
este trabajo genere utilidad, genere ganancia…
En este sentido jugar bien está atado al resultado, a
ganar, a sumar, pero… ¿es suficiente este argumento? Para muchos sí, existe una
corriente que agrupa a los que siguen esta ideología que denominamos:
resultadistas…
Por otro lado están los que no se satisfacen con el
resultado, para ellos hay una necesidad estética en el juego y exigen algo más,
requieren de unas maneras para colmar sus expectativas, les importa el “como”
para alcanzar el resultado
Y entonces se presenta un agregado que es el
funcionamiento, que obedece a una serie de procedimientos preconcebidos, los
cuales se entrenan y ejercitan en la competencia, creando lo que llamamos: una identidad
de juego…
Para cualquiera que sea el estilo siempre habrá un
medidor cuantitativo a corto, mediano o largo plazo, el resultadista puro depende
del día a día, mientras que el que busca el resultado agregándole valores
estéticos, pretende lo mismo trabajando más, pensando un poco en el largo
plazo…
Pero teniendo en cuenta estas premisas, creo que
podemos establecer un decálogo sobre lo que se necesita para jugar bien
- Controlar el juego asegurando la posesión del balón
- Controlar el resultado de acuerdo al planteamiento táctico
- Establecer un orden posicionándose en el campo de acuerdo a lo planeado
- Desarrollar una idea de juego inteligente, colectiva, coherente y sincronizada
- Asegurar al máximo el sistema defensivo no corriendo riesgos innecesarios
- Atacar los puntos débiles del rival
- Siendo contundentes ofensivamente
- Responder físicamente las exigencias del juego
- Cumplir el reglamento y las normas de juego limpio
- Respeto pleno por el rival, el equipo arbitral y público asistente
Estas en mi opinión son los aspectos básicos para jugar bien
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