Siguiendo el mismo derrotero, luego de la partida a la eternidad, de EUGENIO BAENA CALVO, a continuación transcribimos un escrito publicado en su facebook, del Ex Jefe de Comunicaciones del COC y Director de la Revista "Olímpica", el santandereano ALBERTO GALVIS RAMIREZ, de la familia del periódico Vanguardia Liberal, excelente profesional y mejor persona.
Esto dijo de esa mancomunidad familiar que existió entre EUGENIO BAENA CALVO, SU ESPOSA, RUTH GUZMÁN E HIJA, la campeona del mundo, 24 veces lo fué, CECILIA "LA CHECHI" BAENA, nadie en Colombia ha tenido tantos logros.
Este es el interesante Art., textual, que Alberto Galvis Ramirez, esctribió:
"... Adiós al padre y compañero de La Chechi.
La semana pasada falleció en Cartagena el periodista Eugenio Baena Calvo, padre de la múltiple campeona de patinaje Cecilia "La Chechi" Baena, con quien formó una pareja ganadora en el patinaje nacional. Hoy recordamos algunos momentos vividos por los Baena, dentro de las pistas del mundo, que retumbaron en la particular voz del comunicador.
Por: Alberto Galvis Ramírez
Director de la Revista Olímpica.
" ... Cecilia Margarita Baena Guzmán nació en Cartagena el 10 de Octubre de 1986 en el hogar del periodista deportivo Eugenio Baena Calvo y Ruth Guzmán.
Su paso por el colegio "Centro de Enseñanza Precoz Nuevo Mundo", destinado a niños con alto coeficiente intelectual, le permitió conocer dos deportes, el ajedrez y el patinaje, y temas dirigidos a los niños precoces, como recibir un tratamiento especial. A los seis años abandonó el juego ciencia y empezó a dedicarse, sólo, al patinaje con el apoyo de su mamá y la indiferencia de su papá, quien siguió dedicado a sus tareas periodísticas, en deportes como el béisbol.
Dos años después, fue afiliada al club Águila Sport que dirigía Elías del Valle, del cual pasó a Cudecar, uno de los más importantes de Cartagena, en una época de crecimiento de este deporte.
Sus nueve años coincidieron con un acontecimiento nacional que marcó el rompimiento del patinaje colombiano con un pasado de frustraciones y expectativas. Se celebró en Barrancabermeja el Primer Campeonato Mundial Juvenil de Patinaje de Carreras y allí estuvo "La Chechi", pero como espectadora.
“Recuerdo que llegué a donde mi padre y le dije que yo quería viajar a ver el primer mundial juvenil, 1996, en Barrancabermeja y me respondió que era una locura que yo con sólo nueve años, por qué insistía tanto en ir a ese campeonato del mundo. Al fin faltando dos días, accedió a dejarme ir con mi hermano, Juan Carlos, con Elías del Valle y con la mamá de Berenice Moreno, y vi ganar a muchos de los colombianos, como Diego Rosero”, recuerda.
En cada uno de los triunfos logrados en Barranca por los colombianos, nació el gran sueño de "La Chechi Baena". “Quisiera estar en el lugar de Berenice”, le dijo a Elías del Valle, cuando se proclamó campeona. El técnico le respondió: “Para lograrlo hay que trabajar demasiado”. En este corto diálogo se selló el compromiso y la unión entre los dos para buscar alcanzar esa fama que en el momento estaban celebrando juveniles como el nariñense Diego Rosero.
Los efectos de ese mundial se vieron al poco tiempo porque al regreso a casa ganó en su categoría la Clásica Ciudad de Cartagena y otras carreras, que borraron en su papá, la indiferencia y lo empujaron a un mundo del cual no se saldría jamás, mientras su hija fue deportista y después, porque se enamoró de este deporte.
El trabajo adelantado con seriedad y disciplina, bajo el mando de Elías del Valle, disparó a Cecilia tanto, que a los 12 años ya se consideraba un genio del patinaje colombiano.
Con 13 años participó en un torneo en Estados Unidos destinado a deportistas mayores. Sólo tenía que correr a su lado y aprender de ellas. "La Chechi", sin embargo, derrotó a las campeonas mundiales de mayores Jessica Smith, Teresa Cliff y Julie Brown, a quienes no habían podido vencer las corredoras adultas de Colombia y de otros países también poderosos.
Se acercaban los campeonatos mundiales, juvenil y mayores, de Barrancabermeja. "La Chechi" estaba en la categoría infantil, de la cual debía pasar a la prejuvenil y de esta a la juvenil, lo que significaba que podría no estar presente en el torneo del Puerto Petrolero. El técnico Elías del Valle determinó subirla de categoría y no a la prejuvenil, sino, de una vez, a la juvenil, con la condición de que se ganara el cupo en los chequeos. Ella, muy segura de su capacidad, aceptó la propuesta y se enfrentó a rivales de más edad y experiencia a quienes derrotó y se empezó a acercar al sueño que había acariciado cuatro años antes, precisamente, en la misma ciudad en la que prometió que sería una estrella del patinaje.
En ese momento tanto su madre, Ruth, convertida en dirigente deportiva- y su papá Eugenio, quien cometía el “sacrilegio” de combinar las pasiones deportivas naturales de todo caribeño, el béisbol y el boxeo, con el patinaje, un deporte algo ajeno al alma de su tierra.
El mundial juvenil le dejó cuatro títulos que colmaron su ego y le confirmaron que era un fenómeno del patinaje. La primera medalla de oro, la conquistó en los 500 metros por delante de la súper favorita Carolina Santibáñez, de Chile. En esa primera victoria, el delirio de las 4.000 personas que se encontraban en el patinódromo se confundió con las hurras de su equipo, con los gritos de los locutores y con un golpe que partió en dos la mesa de los jueces, propinado por su papá, Eugenio Baena, en la primera de muchas histéricas celebraciones, que se volvieron comunes en el patinaje colombiano.
Con tristeza comienza una nueva vida
El regreso a la Ciudad Heroica fue triunfal. Subidos en un carro de bomberos, "La Chechi" Baena, Berenice Moreno, Sandra Martínez, Alexandra Vivas, Mauricio Estrada y Carlos Montero, los cartageneros de la selección Colombia que barrió en Barranca, fueron paseados por su bella patria chica, mientras la gente los ovacionaba.
Luego vinieron los honores y las condecoraciones de las autoridades municipales y departamentales. Pero su mayor alegría fue abrazar a su mamá y llorar con ella, porque se había logrado la meta de ser la figura que quería y podía ser. De paso, rendía tributo a la mujer que había trabajado demasiado por el desarrollo del patinaje de Bolívar y veía los frutos de ese sacrificio.
A partir de ese momento comenzó para "La Chechi" una nueva vida. En el colegio pudo terminar su pénsum académico, gracias al apoyo de sus profesores. Volvió a los entrenamientos ya como una realidad y de frente a un futuro que tenía que ser igual o mejor. Y en ese recorrido siempre estuvo a su lado su eufórico y temperamental padre, quien se había convertido en locutor del patinaje y estaba presente para informar todo lo que ocurría, especialmente en la vida de su hija. Se hizo famosa, entonces, una frase que Eugenio pronunciaba con especial emoción cuando su hija se acercaba triunfadora a la meta: “Final espectacular. Viene la nena … la nena … la nena ha ganado…”.
Comenzó el año 2001. Como "La Chechi" había sido ascendida a la categoría juvenil sin pasar por la prejuvenil, debía tomarse una decisión sobre su permanecía en ese nivel o su descenso al segundo. Luego de algunas polémicas el técnico Elías del Valle consideró que no obstante su edad, debía seguir siendo juvenil.
Todo parecía perfecto para continuar ese año con los éxitos de la niña prodigio. Sin embargo, en Mayo, cuando todo marchaba bien y la familia entera había asumido el nuevo papel que, a hija campeona, estaba ejerciendo, su mamá Ruth, la pionera del moderno patinaje de Bolívar, su consejera, confidente y amiga, falleció de un fulminante ataque cardíaco, cuando apenas tenía 46 años.
En ese momento, el mundo se le derrumbó a "La Chechi", porque su vida giraba alrededor de ella.
A la semana siguiente, se realizaría el campeonato nacional y la deportista no quería participar, es decir, no quería hacer nada por el momento. Elías del Valle le explicó que esa era una gran oportunidad para demostrarle a su mamá que su esfuerzo no había sido en vano, y no podía defraudarla.
Convencida, pero triste, participó en el nacional, ganó tres competencias, quedó incluida en la selección al siguiente mundial juvenil y se enfrentó a la vida con las mismas metas de antes, pero sin una de las dos personas que le infundía las ganas de triunfar, a quien imaginaba sentada en las gradas celestiales viéndola correr. Le quedaba su padre, su máximo seguidor, que hizo el esfuerzo por llenar el espacio de su esposa, tanto en su corazón, como en el de su hija.
El mundial del 2001 le representó tres títulos juveniles más, en 500 pista y ruta y en 1.000 pista.
Ese año terminó con un hecho importante para su futuro y el del patinaje colombiano. La empresa caleña "Pastas La Muñeca" firmó un contrato con la Federación Colombiana de Patinaje para patrocinar las selecciones nacionales y escogió, como deportistas insignia, a "La Chechi" Baena y a Diego Rosero. Este hecho le permitió tener una estabilidad económica para continuar dedicada por entero al patinaje.
Veinticuatro títulos mundiales.
En el 2002, en el mundial juvenil de Ostende, Bélgica ganó cuatro medallas de oro, en 500, 1.000, relevos y maratón.
En el año 2003, "La Chechi" Baena fue contratada por el equipo estadounidense Hyper, el mismo de Diego Rosero, para correr la temporada de carreras callejeras. Se incorpora a su nueva divisa en Long Beach y realiza la primera temporada, que es exitosa, porque gana cuatro pruebas y participa en la Maratón de Seúl, Corea, en la que pelea el primer puesto, pero se cae poco antes de la meta y termina en el puesto 34.
Luego, subida de peso, por razones de sus compromisos con el equipo Hyper, regularmente pesa 50 kilos y, en esa oportunidad tenía 57-, ganó la Maratón de Disney y una medalla de bronce en los Panamericanos, balance regular, previo al mundial de Barquisimeto, Venezuela.
Su despedida de la categoría juvenil fue apoteósica porque en la vecina república ganó seis títulos mundiales, la misma cantidad que obtuviera Diego Rosero en 1996, que era la marca en la historia colombiana. Con ello, "La Chechi" Baena, completó 17 títulos mundiales juveniles, cifra no alcanzada por deportista alguna en la historia de este deporte en Colombia.
En el año 2004 en su primera participación como patinadora de mayores en Abruzzo, Italia, en el año 2004, en la modalidad de pista "La Chechi" Baena fue la mejor colombiana en los 300 metros, en la quinta posición. Su primera medalla como corredora de mayores fue de bronce, en los 500 metros. La primera consagración como mayores la logró la cartagenera en los 1.000 metros, en los cuales obtuvo el oro frente a su compatriota Brigitte Méndez, que logró la plata. El segundo título llegó en los 5.000 metros por equipos, con Alexandra Vivas y Brigitte Méndez.
En las competencias de ruta, "La Chechi" se estrenó en los 200 metros contrarreloj, en los cuales fue quinta. Su tercera medalla de oro en la categoría de mayores la conquistó en los 500 metros luego de derrotar a dos veteranas campeonas mundiales, la italiana Valentina Belloni y la argentina Andrea González.
El cierre de su consagratorio estreno en un campeonato mundial de mayores fue en el apabullante dominio colombiano en el maratón, como medalla de bronce, detrás de Silvia Niño, oro, y Diana Holguín, plata.
A partir de entonces, su protagonismo en mundiales de patinaje y en certámenes orbitales y regionales empujó el de Colombia, en su consolidación como potencia mundial. Durante los años 2000 y 2017, "La Chechi" Baena ganó 24 títulos mundiales y muchos más, en torneos regionales del ciclo olímpico y otros torneos internacionales del calendario de la Federación Internacional, hasta su retiro en 2014.
En el mismo año de su retiro, "La Chechi" fundó la Escuela de Patinaje “Chechy Baena”, terminó sus estudios profesionales de Administración de Empresas en la Fundación Universitaria del Área Andina, de Comunicación social en la Universidad de la Sabana y la Universidad de Cartagena. Además, contrajo matrimonio con otro multicampeón de patinaje, el vallecaucano Andrés Felipe Muñoz. En 2019 formó parte de la organización de los Juegos Nacionales, celebrados en Cartagena.
Y en cada segundo de su existencia, después del patinaje, "La Chechi" Baena caminó de la mano de su gran compañero de viaje, su padre Eugenio, quien el pasado lunes partió hacia la eternidad, mientras dialogaba, como tantas veces, con su amada hija ..."
JORGE LEÓN CEBALLOS ACOSTA
CC. No 73.071.307 de Cartagena.
Credenciales, FIFA, Rusia/18, FCF/17; Dimayor/19; Copas América, Chile/15 y USA/16 y Mundial Futsal Colombia/16.
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Cartagena, Miércoles 20 de Agosto de 2.025.
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