La final de la Copa
Sudamericana, versión 2.014, se
jugó entre los equipos River Plate
de Argentina y Atlético Nacional de nuestro país, con partidos de ida y vuelta, en
el primero, Nacional y River Plate empataron a un gol,
anotados por Orlando Berrío y Leonardo Pisculichi, minutos, 34 y 66, y, en el segundo, River
Plate ganó a Nacional 2 goles
por 0, anotados, por Gabriel Mercado y Germán Pezzella,
minutos, 55 y 59.
Pero por qué Atlético
Nacional no ganó la Copa
Sudamericana, he aquí las razones, en mi criterio, que lo impidieron:
Inicio estas potísimas razones diciendo que con llegar a la
final, Atlético Nacional nos hizo
esperanzar de que tenía cerca el título, es decir, ese hecho es un balance muy
positivo pero al no obtener el trofeo, digamos, que no logró el gran propósito
u objetivo, es decir, fracasó, a mi particularmente, me decepcionó por
completo.
El planteamiento táctico de Nacional fue: 3-4-1-2, es decir, con un planteamiento
más que defensivo, tres defensas, 4 jugadores en primera línea, un enganche y
dos delanteros.
En el partido de ida, Nacional
pudo liquidar la serie en el primer tiempo, lo tuvo todo a su favor,
jugando maravillosamente pero dilapidando claras opciones de gol y, ello hizo
que el rival, River Plate, en el segundo tiempo, replanteara
el juego y lo pudo emparejar y hasta ganar, digamos, que fue un partido parejo
entre ambos contendientes.
Para el partido de vuelta, empiezo con decir que el D.T. Juan Carlos Osorio, desde el inició
cometió garrafales errores, que los pagó muy caro, la alineación que
confeccionó luego de muchos análisis terminó siendo un fiasco, dejar a su mejor
Defensor Central en el banco, Oscar Murillo, le dio al rival la oportunidad
de atacarlo en forma permanente por los costados (También, gran defecto del
futbol Colombiano) y con la pelota quieta con centros de costado, a la hoya,
que siempre encontraron a la defensa paisa, mal parada o dando ventajas, sin
embargo, el D.T. Juan Carlos Osorio,
con la evidencia e intenciones del rival, yo diría, que telegrafiada, nada hizo
por corregir estas falencia y mantuvo para el segundo tiempo la misma defensa,
y, peor aún, sólo cuando el onceno verde encajó los dos goles, fue cuando ordenó
el ingreso de Oscar Murillo, yo diría, ya para qué? Con su
ingreso quedó demostrado en más de una jugada lo importante que era este
jugador para controlar los balones aéreos, salvó en más de una ocasión una
inminente y vergonzosa goleada.
Por otra parte, coloca en la alineación titular a Álex Bernal, quien venía de una lesión y no se encontraba 100% en sus condiciones físicas, por su
sector, se dieron muchas ventajas; Francisco
Nájera tampoco venía siendo titular
y tuvo muchas fallas defensivas; Juan
David Valencia, igualmente venía de una para, por lesión, no estaba a
plenitud físicamente, ni tampoco, tenía el ritmo ideal para ser titular, por su
sector y con las deficiencias permanentes de Farid Diaz, esta fue la zona más vulnerable de Atlético Nacional, por ahí vinieron muchos centros con y sin pelota
quieta o ventajas en marca que dos fueron goles y otras, cuando no fue la gran
actuación de Franco Armani, sus delanteros desperdiciaban
clara opciones de gol, como ocurrió con Teófilo
Gutiérrez, que en mi criterio, fue quien más inquietó a los defensas de Nacional, le faltó la definición para hacerse presente en el
marcador.
Por otra parte, los partidos de final, además de la calidad
que debe exhibir quien tenga aspiraciones campeoniles, se requiere de un extra,
de lo que se denomina Jerarquía,
algo que se adquiere con el roce, en el caso individual de jugadores o que
tienen ciertos jugadores de algunas nacionalidades, por su recorrido
internacional, ello, lo tienen los argentinos,
los uruguayos, los paraguayos, de sobra, muchas veces con
jugadores muy limitados, que no dicen nada pero que en finales sacan ese extra, y dan más de sus verdaderas
capacidades, y algo, que se ha dado en llamar la Testosterona, la virilidad,
y, creo que ello, le faltó a Nacional,
que, a pesar de ser un equipo que, aparentemente podía tenerla, por su
recorrido y trayectoria internacional, le hizo mucha falta, me refiero a
jugadores, aparentemente veteranos, como Orlando
Berrío, lo ablandaron, con la
complacencia del árbitro uruguayo,
que dejó las Tarjetas Amarillas en
su casa, tres jugadas fuertes y lo sacaron del partido, y, peor, lo vi
acobardado y entregado, los que llamamos en el fútbol, jugador amarillo, le
quedó grande el compromiso, se arrugó, le faltó casta a mi coterráneo, no sé
por qué, igual sucedió con Daniel Bocanegra, éste, no tan veterano, pero
le vi su peor partido, sus piernas le temblaban, lució irreconocible, se dejó
tragar del monstruo de las mil cabezas, las 70 mil almas y gargantas que llenaron el Monumental de River, lo vi, muy amarillo, también y qué decir de Wilder Guisao, que mostró unas excepcionales cualidades en algunos
partidos de la misma Copa, igual se
amarilleó en la medida que se fue haciendo importante y cuando más lo
necesitábamos sacó ese amarillismo, que le mermó todas sus condiciones, este
jugador, sin mucha experiencia internacional.
El mejor en la final, adelante, fue Luis Carlos Ruiz, pero carece de definición, es fuerte, encarador
pero le falta gol o, a lo mejor, no lo saben utilizar. Al ataque de Nacional le faltó más contundencia y poder
de definición.
Se ordenó el ingreso de Sherman
Cárdenas cuando el partido era de total dominio de River y anímicamente, ya Nacional
lucía entregado, el D.T. Juan Carlos
Osorio, le perdió confianza y lo relegó a la banca donde el jugador perdió confianza, era el natural
socio para aumentar en creatividad, para tener el control del balón,
conjuntamente con Edwin Cardona, éste, que lució sólo, muy individualista y, además, bien
referenciado y estudiado por el rival que logró casi anularlo, aunque tuvo una
excelente oportunidad que no supo definir, además de que Marcelo Barovero, le achicó
muy bien el ángulo, pero este gol le hubiese cambiado la cara al partido, fue
muy pero muy claro.
Nacional perdió
una bonita oportunidad de ganar un título, pues tenía todo para lograrlo, pero
se cometieron errores que el rival supo bien aprovechar, un River Plate, que no era un súper equipo,
que no era el mejor de su historia futbolística, esto lo comparo con el caso de
Colombia en el Mundial contra Brasil,
en el Estadio Castelao, Fortaleza, eran equipos accesibles para
los nuestros y se hace historia es ganando títulos y, a Colombia, a nivel de equipos y de Selección, para hacer historia le
hacen falta ganar títulos y, ello, es lo que da la verdadera jerarquía y
reconocimiento internacional. Estábamos en el momento propicio para que, luego
de la excelente presentación de Colombia en el Mundial de Brasil 2.014, se
obtuviera el título de la Copa Sudamericana y se ratificara ese buen momento
futbolístico que vivíamos, se llegó lejos pero no se logró el anhelado
objetivo.
Ahora Atlético
Nacional no le queda otra que concentrarse en la Liga Postobón II, donde debe
enfrentar a Santafé, de local y
esperar que Caldas derrote a Huila y clasificar a la gran final con
el DIM, final paisa?, que espera al
ganador del otro Grupo. Podría irse Nacional con las manos vacías, ni lo
uno, ni lo otro, ni Copa Sudamericana,
ni Liga Postobón II, la tiene muy
difícil por el buen momento futbolístico que vive el Huila y por la magnífica dirección de Fernando “El Pecoso Castro”, que aprovechó lo que
tenía de nómina y llevó lejos a los opitas. Claro está, Nacional ya tiene cupo en la próxima Copa Libertadores de América, versión 2.015, por haber sido campeón de la Liga Postobón I.
Hasta pronto amables lectores,
JORGE LEÓN
CEBALLOS ACOSTA
C.C. No 73.071.307
de Cartagena.
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Cartagena, Diciembre 12 de 2.014.
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