martes, 7 de diciembre de 2010

INVITADO ESPECIAL/ AGUSTÍN GARIZABALO ALMARALES

“La Educación es el verdadero complemento de las potencialidades humanas”
Por AGUSTÍN GARIZABALO ALMARALES


AGUSTÍN GARIZÁBALO ALMARALES


1. El niño nace con una habilidad especial para jugar al fútbol, una predisposición orgánica y genética que lo hace diferente, pero mientras no se desarrolle esa habilidad no la podemos llamar Talento. Por ello, al muchacho hay que trabajarlo y orientarlo para que pueda alcanzar el alto rendimiento. Sólo podremos decir que alguien tiene talento cuando su habilidad se convierta en destreza y resulte de ahí algo productivo. La Habilidad es innata. El Talento, en cambio, se construye. La expresión “Talento perdido”, que solemos escuchar en ocasiones, viene a ser una contradicción, porque: o es talento o se perdió. 


2. A nuestro jugador lo pierde muchas veces el hecho de que a lo único a que aspira en la vida es a ser jugador de fútbol. Por ello, casi siempre la historia del jugador de fútbol es una triste historia. Se presenta una confusión en la escala de valores. Mientras el jugador crece los padres de familia, profesores y amigos lo rodeamos, lo apoyamos, lo volvemos importante. Le hacemos creer que es una figura. ¿Y qué pasa después, cuando ya no juega?... se enfrenta a una terrible realidad: debe asumir la responsabilidad de una vida para la cual no estaba preparado.

Ganaríamos más si educáramos al jugador como un modelo social que debe prestarle un servicio a la sociedad y no como alguien que debe recibirlo todo por su fama.

3. Se equivoca el joven cuando cree que el deporte es un camino fácil. Y elige muchas veces la profesión de futbolista como una manera de evadir sus responsabilidades como estudiante y como trabajador. Lo seducen la fama, el dinero y la facilidad de relacionarse con mujeres. Pero si piensa así está condenado al fracaso: Lo que fácil se consigue, fácil se pierde, dice el adagio. Y siempre será un fracasado aquel que se dedique a algo simplemente por facilismo o por emular a los demás, y no se da la oportunidad a sí mismo de realizar la mejor labor de que es capaz en otro campo. A esta vocación hay que ponerle más amor y paciencia que ambición.

4. Nuestro futbolista lo tiene casi todo: técnica, fuerza, rapidez mental, temperamento y picardía. Pero le ocurre como a los estudiantes de memoria fácil: Es desaplicado, se distrae con facilidad. Ayudémosle a que sea organizado, que adquiera disciplina.

5. A nuestro jugador hay que convencerlo de su propia capacidad. Hay que guiarlo para que aproveche su inteligencia. Seguramente al final él descubre que era mucho más que lo él que creía que era. Como anota Luís Alfonso Marroquín: “Muchas veces pedimos limosna porque no sabemos lo rico que somos”.

6. Madurez: Cuando se trabaja con niños, debemos saber que no son “futbolistas”, sino niños que juegan al fútbol. Es importante mostrarles a los padres y los niños que la madurez tiene que ver con el manejo de las frustraciones. En nuestra cultura somos muy proclives a querer evitar que los niños sufran decepciones y que lloren. Pero, como pedagogos, debemos saber que es inevitable que se den estas situaciones tarde o temprano. Es la formación del carácter a través del juego: Perder, Ganar, Acertar, Fallar. Mantener principios, Adquirir conocimientos, No traicionarse ni traicionar una causa. Vivir en comunidad, Adquirir tolerancia, Solidaridad, Respeto. Y, especialmente, aprender que en la vida no todo es como uno quiere. Si logramos transmitir algunos de estos parámetros, habremos dado un paso importante, especialmente si también convencemos a los padres de familia que todo es por el bien del niño.

7. Ser Profesional: Profesional es aquél que se consagra a una labor,independientemente de si gana dinero o no. Es aquel que asume con responsabilidad su vocación, quien realiza, con sus actuaciones un aporte al desarrollo de su actividad; por lo tanto, tenemos que lograr que los niños que juegan al fútbol “Se profesionalicen” en el sentido del cumplimiento del deber, de su entrega a una disciplina que él mismo eligió y le gusta; que “pague” entonces el precio de poder hacer lo que más quiere aprendiendo día a día, mejorando en cada entrenamiento, perfeccionando sus condiciones, esforzándose para no abandonar la brega cuando haya momentos difíciles y críticos.

8. Respeto profundamente al futbolista que se consagra como tal. Y tengo fe en él. Me gusta la gente segura de su vocación. La gente que es capaz de seguir adelante a pesar de que muchos le abandonen. Me gusta la gente que es capaz de elegir su realización personal en circunstancias en que la mayoría de las personas optan por echarse a llorar y abandonarlo todo. Me gusta la gente que no le teme al sacrificio. Prefiero al futbolista que lo intenta una y mil veces aunque fracase que aquel que renuncia sólo por evitar el ridículo ante los demás. 

2 comentarios:

  1. Holaa esque Mi Hermano Juan Pablo Montoya Valdez es uno de los Mejores Jugadores del Valle y quisiera que lo Vieras Jugar No Te arrepentiras

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  2. Mira el es De Buga Entrena e Comfandy
    INFORMES¨: 3188899250

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