lunes, 7 de febrero de 2011

“CARTAGENA Y SU TRÉBOL DE ORO”

Por: Neftalí Martínez Álzate


Para quienes son asiduos visitantes de este rincón “Ciberinternético” al que he sido gentilmente invitado por mi gran amigo Roberto Benítez García, a quien de paso agradezco su deferencia conmigo; quiero expresarles mi opinión y sobre todo mi admiración, porque desde las montañas del interior del país, los “Cachacos” percibimos una desbordante pasión de los cartageneros y en general de los bolivarenses, por su amado Real Cartagena.

Para este “Cachaco” que no es “Palomo y Gato” y menos un ser ingrato, la Región Caribe, conocida más en el interior de Colombia, como “Costa Atlántica”, es algo así como un “Principado de los Dioses”, sobre el que siempre llueve el “Maná” de la creatividad, de la autenticidad y de todo lo sui géneris, mítico, apasionante y misterioso; con que se alimenta la mente prodigiosa de los hijos legítimos del “Realismo Mágico” de García Márquez; región donde nació la Cumbia que sedujo con su ritmo tropical al mundo entero.

¿Con qué asociamos los “Cachacos” a Cartagena? La asociamos con la arquitectura colonial, y sin haberla caminado podemos visualizar sus calles angostas llenas de donaire y singular encanto, sus imponentes murallas, el Castillo de San Felipe, …..¡¡¡Ahhh!!!! Y sobre todo la asociamos con la playa, con las palmeras, con las gaviotas y  con “La Mar”, como le llaman los marineros al ampuloso monstruo cristalino que humedece la esbeltez del sinuoso cuerpo costero, de esta Cartagena encantadora.

Ya en el ámbito deportivo, asociamos a Cartagena con el Boxeo y con el Béisbol, deslindándola absolutamente del fútbol, incluso en la mismísima Región Caribe. Barranquilla y Santa Marta, sus dos ciudades hermanas con las que comparte franja costera, son consideradas ciudades más futboleras que boxísticas y beisboleras, reconociendo sí, que ambas disciplinas deportivas tienen gran aceptación  en todo el Caribe colombiano.

Personalmente me costó mucho trabajo “Digerir” a esta Cartagena futbolera, y darle el crédito suficiente a su sincera  pasión por el fútbol. Pensé que como “Niño Con Juguete Nuevo”,  igual estaban los cartageneros con su Real Cartagena. Era cuestión – pensaba yo – de que se les “Pasara La Fiebre” de esta “Realmanía” que se me antojaba tan pasajera, como efímeras son las emociones engendradas por la novedad y por los momentos de gloria; algo así como un orgasmo involuntario que por el mismo hecho de  su impremeditación no se disfruta. Y es que pensaba yo, que a Cartagena el guayo del fútbol no le “Calzaría Bien”.

Podía ver a un Pingüino en un desierto y quizás no me sorprendería tanto como ver a Cartagena con un equipo de fútbol. Mi sorpresa fue aún mayor con el paso del tiempo, al constatar que los cartageneros no eran simples espectadores de ocasión y novedad, ni cautivos ciudadanos seducidos por un sentimiento de pertenencia, al saberse representados por su equipo en el fútbol profesional. ¡¡¡No!!! La afición por el fútbol sí existía en Cartagena, y era una gran afición reprimida al no tener su lugar en el fútbol profesional colombiano. La llegada del Real Cartagena a la Primera División, fue la segunda independencia de los cautivos del fútbol en todo el departamento de Bolívar e incluso por extensión, se incluyen Córdoba y Sucre. No era gratuito que el estadio “Pedro de Heredia” hoy “Jaime Morón”, se viera atiborrado de hinchas en cada resumen de la jornada futbolera que hacían los noticieros de televisión.

Fue entonces cuando entendí que Cartagena no sólo era costa, brisa, playa, mar, reinado de belleza, béisbol y boxeo. También era fútbol, mucho fútbol, pasión por el fútbol, cantera del fútbol y fortín inexplotado del fútbol en Colombia.  Fue entonces cuando dibujé en el lienzo de mi mente a “Cartagena Y Su Trébol De Oro”.


 

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