Por: Neftalí Martínez Álzate – “El Filósofo del Fútbol” –
“Un verdadero estratega tiene que hacer pactos con lo inesperado”. Así se lo decía a sus pupilos “El Puchito” López, como se le apodaba a este excéntrico fumador empedernido, y entrenador de un equipo de fútbol aficionado en el “Bajo Flórez” de Buenos Aires. Su tema recurrente era acerca de cómo sorprender a su adversario de turno, y le insistía a sus muchachos: “Nunca olviden que a los rivales hay que estudiarlos, tanto como la yuta – la Policía – estudia al criminal para luego echarle mano. En el fútbol ¡también se estudia carajo!”
– “Capeto” – Le dijo “El Puchito” a su mejor mediocampista – ¿Sabés cómo se llama el arquero de Rosario? ¿Sabés cómo le dicen a su goleador y cuántos goles lleva en el torneo que estamos jugando? –. Hubo un prolongado silencio. “Capeto” bajó la cabeza y sus demás compañeros reían por lo bajo intentando no ser descubiertos.
Mirá. Si me decís cómo se llama el canuto – tacaño – que le ayuda al viejo Maximiliano en la tienda de la garita te salvás. – Tampoco hubo respuesta –. ¡Bueeeno loooco! – Exclamó “El Puchito”–. Entonces no jugás frente a Rosario el domingo, hasta que no me digás lo que quiero saber. ¿Estamos? – Capeto asintió moviendo lentamente la cabeza en señal de total resignación.
– ¡Pelotudos! Escuchen muy bien: no existe un soldado que haya escapado de la muerte en una guerra, sin saber exactamente contra quién hijo de p… estaba peleando”.
“Después del entreno se me van a estudiar a Rosario, y más les vale que se lo aprendan de memoria; porque enfrentar a un rival del que se sabe muy poco, es de alguna manera empezar a perder antes de que ruede la pelota”.
Qué bueno sería que algunos “eruditos” y prepotentes “estrategas” que se pavonean por todos lados, tuvieran tan claro como “El Puchito” López, lo que hay que saber de los equipos rivales antes de enfrentarlos en cada partido. La humildad en algo, se parece a eso.
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