Por
Ruby Morales
Hace algunas semanas finalizó
en la “Heroica” Cartagena, la mal llamada por DIFUTBOL, “Final
de Futbol Infantil Masculino”. Hice mi duelo, le di un puntapié a la
tristeza, batí melena, sacudí tacones y ordené mis pensamientos sin
apasionamientos…
Para
empezar, digo mal llamada final, porque a Cartagena llegaron 8 selecciones
departamentales que después haber pasado por eliminatorias grupales, dos
semifinales y hasta dos partidos de repechaje (cuanta política y diplomacia le
meten al futbol y lo peor desde la categoría aficionada) fueron divididas en
dos cuadrangulares.
Los
que ocuparon primero y segundo en esa instancia, jugaron cruzados en dos partidos para
que entonces sí, se conocieran
los ganadores que disputarían el título y los perdedores que irían por el tercer lugar.
El
partido por el campeonato lo jugaron los paisas contra los vallunos, repitiéndose
los protagonistas de la final del año anterior. Antioquia terminó alcanzando su
cuarto título consecutivo y undécimo en
su historial en esta categoría y Valle que ganaba claramente 2
goles a cero, se quedó con las ganas de acabar con la hegemonía antioqueña.
Ese
partido final fue digno de la instancia que se jugaba. De múltiples emociones, golazos y la cereza sobre la crema que fue la definición con lanzamientos desde
el punto penal.
Sobre
el gramado del estadio Jaime Morón, se vieron grandes jugadas, mucho talento y sobre
todo -utilizando un término muy de moda a nivel internacional- un tridente espectacular por parte del Valle.
El campeón,
Antioquia, mostró un onceno sólido, ordenado, serio y con madurez para
enfrentar estas instancias. Ahí es cuando nos damos cuenta la ventaja que nos
llevan y que aún estamos en calzones cortos para instancias definitivas.
Tenemos
buenos futbolistas pero nos falta roce, jerarquía, jugadores cancheros, peso en
la dirigencia; aspectos que solo se consiguen llegando continuamente a estas fases.
Analizando
la participación de nuestro seleccionado, no me voy a detener tanto en cifras,
más si en hechos y funcionamiento: Bolívar
jugó cinco partidos. Ganó dos, empató dos y perdió uno; con siete goles a favor y cinco en contra.
El
planteamiento táctico fue básicamente un
4-2-3-1. Los dirigidos por Pedro Muñoz Alvis iniciaron con una muestra
futbolística alentadora ante Bogotá (que por cierto llegó luego de uno de los
partidos de repechaje que se inventó la Difútbol). Dos goles a cero ganaron en
su debut. Luego vino Casanare. También fue vencida, esta vez con un 3 a 0 que
nos hizo sentir que alcanzábamos la punta de la estrella. ¡Yo hasta empecé a cambiar el caminado!
Hasta
ahí Bolívar mostró un onceno con un desempeño agradable a la retina. Con una
zaga que brindó bastante confianza, dos volantes de primera línea modernos, con
buena condición técnica, de apoyo fundamental en jugadas a favor con pelota
quieta. Los tres volantes de ataque, mostraron
su vocación ofensiva tanto por derecha como por izquierda, goles y
acompañamiento para hacer superioridad numérica
en ataque y un delantero habilidoso, con velocidad y gran capacidad de
definición.
Para
el técnico de la selección local la
prueba de fuego llegó en el último partido del cuadrangular B. Llegaba
clasificado, enfrentaba a Valle que buscaba lugar para dejar por fuera a
Bogotá.
Cuando
tuvimos la nómina en la mano, nos dimos cuenta que el timonel local decidió que
de los once habituales titulares, sólo jugarían tres: Edilson Pérez, Luis E.
Díaz y John Meléndez…. ¿Sobradez? ¿Acomodo?
Si
Bolívar salía primero, se enfrentaba a Córdoba, segundo del cuadrangular A; si
quedaba segundo en su grupo, se encontraría con Antioquia, primero del
otro.
Y
entonces al parecer el D.T. Muñoz recordó que: Córdoba se había convertido es una especie de”coco” para Bolívar; que el año anterior con un gol en el estadio
de San Fernando, los había sacado de
carrera; que este año en el cuadrangular del grupo 4 jugado en Bucaramanga,
Bolívar en su debut había vencido a los paisas por 3 a 1. Sacó cuentas: cuatro
en vela, vela en cuatro, más los cuatro de la vela….
Por
lo tanto y acudiendo a no sé qué extraña regla o pálpito, decidió jugar
básicamente con alternantes. A los D.T les
puede pasar como a los arqueros, se equivocan en una y se borra con el codo
todo lo hecho con la mano.
Es
bueno acotar que en esta categoría, no es que los chicos no se cansen, por
supuesto que sí, mucho menos por su edad es cierto, pero son humanos y se agotan.
Se produce un desgaste, sobre todo con la agobiante temperatura de esos días en
Cartagena y por lo grande de la cancha;
lo que sucede es que la recuperación es
mucho más rápida a esa edad.
El
primer tiempo del partido contra Valle
se puede decir que fue de trámite. Pero para el segundo tiempo, los visitantes
decidieron ponerse el overol y empezaron a trabajar el resultado ante la atónita
Bolívar, que nunca tuvo capacidad de reacción.
No
fue uno, ni fueron dos, fueron tres los goles que en 45 minutos marcaron lo niches, y los locales ni reaccionaron.
Los marcadores eran benévolos. Ni el 1 a 0 ni el 2 a 0 en contra sacarían a Bolívar de la fiesta, pero si
podían cambiarle la pareja de baile y al final con el 3 a 0 en contra eso fue
lo que sucedió; le tocó con la más fea (en este caso con la más poderosa).
Enfrentó
a Antioquia en uno de los partidos semifinales que daba derecho a ir al quinto
y definitivo partido y aunque puede
decir con orgullo que en el tiempo reglamentario no perdió con quien a la
postre fue campeón y el onceno que más goles anotó en todo el torneo, la casta
antioqueña para manejar el partido y la actitud de los paisas en los
lanzamientos de los doce pasos hizo ver pequeño a Bolívar. No perdió, pero tampoco ganó en el tiempo
reglamentario, el derecho a ir a la final.
Los
ecos de la discusión que se dio al final del partido Bolívar- Valle, todavía se
pueden escuchar por toda la ciudad. El D.T. Muñoz Alvis es señalado aun con
dedo acusador de -con su decisión- haberle
negado a nuestro departamento la posibilidad
de llegar a la final, al poner
nómina alternante.
Y
realmente creo que la discusión no debe remitirse solo a esto. Hay mucho más
por hacer. Le pregunto ¿Por qué cree usted que Antioquia, Valle, Bogotá y otros de la región
andina, casi siempre nos llevan luces de
ventaja?
Es
indudable que tenemos el talento. Brota a borbotones en una ciudad donde escasean
las canchas y las pocas que hay son unos peladeros polvorientos y con piedras
(a excepción de la sintética de San Fernando).
Tenemos dirigentes, pero aun ellos deben alcanzar cierta altura, status y presencia en el ámbito nacional, tener peso
y trabajar más por nuestro futbol sin intereses mezquinos.
Contamos
con muy buenos técnicos, quizá no haya tantos con el rótulo de seleccionables; pero los hay buenos y de paso, viene una buena cantera de ex futbolistas que
se están preparando. Hay otros que son
poco amigos de la capacitación porque creen saberlo ya todo.
Dijo
alguien que todos los días uno se
acuesta con algo nuevo aprendido; pero
una de las características de algunos de
los que se paran en la raya a dirigir al futbol menor en nuestra ciudad y departamento, es que evaden el tema de la capacitación porque
según ellos ya no hay nada nuevo o bueno
para aprender; y si algo hay que
reconocerle a los dirigentes actuales de la Liga de Futbol de Bolívar, es que están trabajando en la capacitación a
los técnicos y dirigentes.
Aquí
tenemos poco apoyo de la empresa
privada. Con cierta envidia vemos como los fines de semana, la televisión
antioqueña pasa en vivo en sus canales,
programación de eventos deportivos (entre ellos de competencia futbolística)
como muestra de respaldo a los nuevos talentos; súmele a eso, que el deportista
aprende a desenvolverse ante los medios y esa -de una manera u otra- se puede
reconocer como el aporte de los medios a estos procesos. Aquí son pocos los
espacios donde se le dedican minutos al futbol aficionado.
Díganme
a mí que en un tiempo y junto a Rafael Guerra y Richard González tratamos de
sacar adelante un programa televisivo de
futbol aficionado. Teníamos muy buena sintonía, pero cuando salíamos a
vender la pauta comercial la respuesta que encontrábamos de los posibles
clientes era: “Yo les colaboro”. Por
favor! se trata de una contraprestación, un negocio, no una limosna.
Hacen
falta transmisiones deportivas, no solo para el futbol, sino para el deporte
menor en general. Parece mentira que una ciudad con tan poderosas empresas,
muchas de ellas nacionales y foráneas, pocas o casi ninguna tengan la visión de apoyar el talento
deportivo.
A este
buen grupo de futbolistas y su cuerpo
técnico a mi entender se le debe dar un año más. Fue doloroso lo que pasó, pero
creo que de ésta experiencia todos aprendimos.
Me
comentó Dulio Miranda (que debe saber algo de esto) que Atlántico se había perdido un poco del escenario
nacional, porque estaban manejando el futbol aficionado como el profesional; si pierdes tres o cuatro partidos, te vas! o
sea que de procesos… nada que ver!; Ojalá
este hecho acá no se emule, porque conociendo nuestra idiosincrasia
triunfalista, a esta selección el año
que viene se le va a exigir el título, cuando lo que estaba presupuestado, según
fuentes verosímiles, es que al tercer año del proceso se debería estar disputando finales…. Y ellos se
adelantaron un año. No podemos pretender
ser protagonistas a nivel nacional, si
es cada cinco o seis años que hacemos presencia en finales.
Por lo pronto, podemos decir que en el 2016 se ha
empezado con pie derecho, ya que además del cuarto lugar de la infantil (ya se,
se pudo haber logrado una mejor posición), la pre juvenil que dirige
Rafael Montes, pasó a la segunda ronda que se jugará en Barranquilla a principios del mes de
mayo, por cierto, con un formato idéntico al de la
categoría anterior, (¿Para que a los políticamente
correctos dirigentes de la Difútbol no se les venga el mundo encima?). Y eso
es lo que necesitamos. Ir clasificando a fases semifinales y finales, le dará bagaje tanto
a técnicos como a jugadores y directivos.
Lunares de la final: El tablero. En la mayor parte de los encuentros jugados en el
Jaime Morón había que adivinar los cambios. Me contó un árbitro que hasta para
ellos fue gravoso. Vergonzoso. Al final terminó salvando la patria el señor
Rodolfo Viana Muñoz facilitando uno.
No sé
a quién se le ocurrió, que la iluminación del estadio de San Fernando estaba
decente o adecuada para una final, ¡Por Dios! A usted lo atracaban en la zona
media de la cancha y ni el árbitro se daba cuenta y los de la gradería menos! Penumbra total! Señores,
era una final, no un torneo de pelagatos.
Gracias: A Pedro Valdés,
por invitarme a transmitir el torneo. Aún confía mucho en mí el decano de los
comentaristas; con todo y que no nos
llevamos el título, pude disfrutar de una linda fiesta futbolística.
A
Richard González: Su ojo de lince para revisar estas líneas y la licencia que
tuvo para pulir el escrito, hacen que me sienta segura de que les llegó un artículo que espero
haya resultado interesante.
A
Roberto Benítez García, por darme la oportunidad en sus tan leídos blog y
página web, de expresar algo que hace muchos días daba vuelta en mi mente. Y a
usted, que dedicó minutos de su valioso
tiempo a la lectura de estos comentarios.