EL COMPLEJO DE ERÓSTRATO - Por: Neftalí Martínez Álzate – “El Filósofo del Fútbol” –

EL COMPLEJO DE ERÓSTRATO 

Por: Neftalí Martínez Álzate – “El Filósofo del Fútbol” –

Cuenta la historia que hubo un pastor griego llamado Eróstrato, quien movido por un enfermizo deseo de notoriedad, incendió el templo de Artemisa en la ciudad griega de Éfeso, en el año 356 antes de Cristo, con el único propósito de que se hablara de él por la magnitud y connotación que implicaba el hecho de haber destruido ese templo, que era considerado una de las siete maravillas del mundo en la antigüedad.

Una vez Eróstrato hubo confesado bajo tortura que sus intenciones fueron hacer que su nombre quedara registrado en la historia como el autor de la destrucción del mencionado templo, se decretó que su nombre fuera borrado para la posteridad, con el fin de que este hecho tan abominable no sirviera de ejemplo para las futuras generaciones. Sin embargo a fin de cuentas, Eróstrato se salió con la suya.

A quienes suelen cometer hechos similares a este, movidos por la idéntica obsesión de hacerse “tristemente célebres”, se les atribuye el padecer del síndrome psicológico conocido como “Complejo de Eróstrato”.

Éste también es extensivo por analogía, a todas aquéllas personas que buscan afanosamente hacerse notar por lo que dicen, o por ser los protagonistas de hechos indecorosos, excéntricos, vergonzosos o altamente controversiales, que intentan deliberadamente desafiar la moral pública, el orden, la autoridad, la razón y la cordura, con la intención de despertar perplejidad, admiración o repudio en las distintas facciones de la sociedad, simplemente acicateados por el capricho enfermizo de conseguir un insano reconocimiento público.

Todo esto para decir que Teófilo Gutiérrez sufre del mismo mal: el de buscar afanosamente descrestar a la prensa argentina con sus inapropiadas, desajustadas e irresponsables declaraciones, que tienen como único objetivo hacerse notar fuera de la cancha haciendo un burdo remedo de lo que sería un futbolista inteligente, frentero y polémico, que por supuesto él NO es; y dentro de la cancha queriendo posar como el típico matoncito barriobajero, granjeándose la antipatía de sus rivales, de los árbitros, de la prensa, de los hinchas, y lo que es aún peor, la de sus propios compañeros que ya no se lo aguantan.

Quién sabe qué es lo que está pasando por la mente de este talentoso delantero costeño, y qué clase de compañías lo inducen a tan reprochable comportamiento. Lo cierto de todo es, que este hecho demuestra a las claras que Teófilo NO es el único que dice barrabasadas para hacerse notar y para suscitar absurdas controversias. Ya Gustavo Bolívar dio declaraciones minimizando a Messi antes del partido contra la Selección de Argentina. Lo mismo hizo Rodallega en 2005 cuando afirmó ser mejor jugador que Messi; y como éstos hay más ejemplos insoslayables que deben servirnos para entender que hay un mal endémico rondando en la mente de nuestros futbolistas, y por extensión, también aplica para los entrenadores que en nuestro medio sufren del mismo mal.