¿QUE LAS MATEMÁTICAS NO MIENTEN?
Por: Neftalí Martínez Álzate – “El Filósofo del Fútbol”
La campaña del Junior de Barranquilla ha sido impecable desde lo puramente estadístico en la actual edición de la Copa Libertadores de América 2011. Logró el puntaje perfecto: doce puntos de “12” disputados hasta el momento, y que le bastaron para lograr por anticipado su clasificación a la fase de octavos del mencionado torneo.
Junior por números, es el equipo más destacado de la Copa Libertadores hasta ahora, pero su fútbol a mí NO me llena, y su comportamiento táctico derivado de las proverbiales equivocaciones de su técnico Óscar Héctor Quintabani, definitivamente NO me convence.
Empecemos por lo táctico. El peor Quintabani que yo haya visto como entrenador, respecto a las versiones anteriores de él mismo como técnico, es este Quintabani del Junior. Parece como si hubiese recibido un golpe en la cabeza que haya nublado parcialmente su memoria, porque indudablemente este Quintabani NO es el mismo de antes.
El Cortulua dirigido por Quintabani, equipo que llegó a representar a Colombia en la Copa Libertadores de 2002, uno sabía “a qué diablos jugaba”. Dos líneas de cuatro y dos puntas. “Pelotazo, centro, cabezazo y gol”. En casi todos los equipos dirigidos por el colombo argentino, ese era su esquema favorito, y el “pelotazo” su manera predilecta de jugar, aún teniendo futbolistas con tantos atributos como para intentar otras fórmulas y otros estilos.
En el partido pasado frente a Oriente Petrolero – un equipo demasiado limitado –, Quintabani dispuso del sistema táctico de moda: el “4,2,3,1”, expresado así: Carlos “El Peto” Rodríguez en el arco; Jossymar Gómez, Harold Macías, Anselmo De Almeida y César Fawcett; en la defensa. Delante de ellos John Viafara y Brainer García como “Secantes”; y delante de éstos, un terceto de mediocampistas: Giovanni Hernández como volante central, Sherman Cárdenas como volante externo por izquierda, y Víctor Cortés – “El Curo” – como volante externo por derecha. Y en punta Luis Páez.
En el segundo tiempo Quintabani cambió el módulo, después de la expulsión del volante de Oriente Petrolero, el argentino Marcelo Aguirre. Dispuso entonces un “4, 1, 4, 1”, mandando a Viafara como volante externo por derecha y a Víctor Cortés – sustituido por Juan David Valencia al minuto 83 – como volante interno “enmancornado” con Giovanni, dejando a Sherman Cárdenas como estaba desde el principio, por el flanco izquierdo, y en punta a Carlos Bacca – autor de los dos goles y la figura del partido –, quien sustituyó en el minuto 46 a Luis Páez.
Junior ganó inmerecidamente el partido, porque fue más el equipo boliviano, y porque estuvo más cerca de conseguir la victoria, aún siendo el arquero de ellos, determinante en los primeros minutos para que Junior no abriera el marcador. La expulsión de Aguirre – merecida – influyó un poco a favor de Junior, y una pena máxima inexistente, terminaron dándole la victoria al onceno “Tiburón”, más por la falta de definición del visitante, más por la noche iluminada de Carlos Bacca, más por la pifia arbitral reseñada; que por sus propios méritos futbolísticos.
Si el onceno barranquillero no mejora pronto, va a pasar de ser nuestro mejor representante en la Copa Libertadores, a ser igual al Once Caldas y al Deportes Tolima, que tristemente pasaron sin pena ni gloria en este magno certamen. Que no vaya a ser que un equipo como Cruzeiro encuentre al Junior jugando como ahora: ¡a nada! Porque no tendrá misericordia de sus errores, como no tuvo misericordia el Cruzeiro, de los errores del Tolima.
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