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jueves, 25 de agosto de 2011

Ese antiguo hábito brasileño: atacar / Jorge Barraza/ Períodico El Tiempo.


Mientras todos los cráneos tácticos del mundo (el gremio de los Mourinho) se devanan los sesos pergeñando fórmulas defensivas para maniatar al adversario, Brasil sigue con su vetusto sistema futbolístico: atacar.
No le va tan mal. Con ese primitivo método se sigue ganando el pan en todas las categorías. Ahora también es pentacampeón del Mundial Sub-20. Pasan los técnicos, cambian los jugadores, Brasil siempre es campeón (o casi...) Y no es una frase hecha: la idea está por encima de cualquier entrenador; no es producto de un iluminado, la iluminación es su estilo histórico.
En sus cinco coronas del mundo de mayores tuvo cinco conductores diferentes: Feola (1958), Aymoré Moreira (1962), Zagallo (1970), Parreira (1994) y Scolari (2002). En las cinco coronaciones Sub-20, otros tantos treinadores: Jair Pereira (1983), Gilson Nunes (1985), Julio Cesar Leal (1993), Marcos Paquetá (2003) y ahora Ney Franco (2011). Sólo una vez repitió entrenador en un juvenil, Carlos César Ramos fue campeón sudamericano y mundial Sub-17 en 1997 y 1999.
La palabra "proceso", casi bíblica para todos los periodistas y dirigentes del mundo, en Brasil no existe. Nadie sabe qué significa. Son poco desarrollados, apenas saben que al fútbol se juega para adelante y hay que meter goles.
Con ese antiguo esquemita, es nuevamente campeón del mundo. Y siempre es reconfortante que lo sea. Significa que ha ganado el fútbol ofensivo, abierto, generoso. Salvo puntuales excepciones, Brasil es la salvaguarda del espectáculo, su promesa de buen juego.
Fue un Mundial magnífico este de Colombia, cerrado con una final al tono: Portugal mostró su rostro más bello: seguridad defensiva, equilibrio, pelota al pie, un contraataque peligroso a través del excelente Nelson Oliveira y un jugador fenomenal en el medio: Danilo (el número 15). Sencillamente, el volante perfecto: quita, toca, triangula, ordena el juego, distribuye, marca la pausa, releva a los del fondo y apoya a los de arriba; todo simple, claro, positivo. Un Makelele con mejor pase.
Lo tuvo sentido Portugal a Brasil, maduraba el nocaut, pero como dicen en el fútbol brasileño, "quem nao faz, leva". Como suele suceder, no liquidó Portugal y lo planchó Brasil. Oscar, descollante en el Sudamericano de Perú, tuvo su noche de gala: ¡tres goles en una final del mundo...! Lo ayudó un poco la fortuna en el primero y en el tercero, pero para ganar la lotería hay que comprar un billete. Y los brasileños siempre compran. Esperan los regalos de Papá Noel, pero le escriben cartitas.
Otro éxito de nuestro querido fútbol continental, vientre fecundo si los hay. Siempre lo afirmamos: el campeón de Sudamérica es el mejor candidato a campeón del mundo. Se cumplió una vez más. Enhorabuena.

JORGE BARRAZA- PARA EL TIEMPO

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