Tomado de ESPNdeportes.com
Por Carlos Bianchi
Lo que suceda en el Barcelona post-Guardiola
depende en gran parte de los jugadores
BUENOS AIRES -- La despedida de Josep Guardiola
de la dirección técnica del Barcelona prácticamente nos pone ante el ejercicio
de pensar qué pasará en el club catalán de acá en más: cuánto habrá de
continuidad y cuánto de cambio para un equipo que ganó prácticamente todo
durante tres años seguidos.
La primera sensación que uno tiene es que estamos
ante el fin de una era: sostener la cantidad y el nivel de éxitos conseguidos en
tan poco tiempo suena utópico. De alguna manera, y como una cruel casualidad, a
pocos días de anunciar su adiós, Guardiola vio cómo el archirrival de su
equipo, el Real Madrid, se consagraba en la Liga, poniéndole fin a tres
temporadas de hegemonía blaugrana.
Por otra parte, hay varios jugadores que ver
acercarse el final de su carrera. Xavi y Puyol, por nombrar a dos de los
estandartes del equipo, ya pasaron los 30 años, con lo cual es difícil
imaginarlos al frente durante muchos años más.
Tampoco ha habido un recambio tan marcado:
ninguno de los jugadores de la nueva generación ha sabido ganarse un lugar
firme en el equipo. Los Thiago, Tello o Cuenca todavía son grandes proyectos,
pero lo cierto es que tienen un largo camino por recorrer para desplazar a los
Iniesta, Busquets o Messi, todos ellos ya bien entrados en su tercera década de
vida.
Pero tampoco hay que pensar que el futuro es
negro. Todo lo contrario: gran parte de lo que venga de aquí en más dependerá
de los jugadores. Y esto no es por quitarle estatura a la figura de Tito
Vilanova, quien si bien no tiene el perfil de Guardiola, puede adquirirlo con
el correr de los años, pero además, conoce a la perfección a La Masía, al club
y a quienes cumplen distintos roles en él.
Cuando digo que los que tienen el futuro en sus
manos son los jugadores, me refiero a algo que dije en muchas ocasiones cuando
trabajaba como técnico: nuestro aporte a los resultados deportivos es
importante, pero siempre mucho menos relevante que la de los verdaderos
protagonistas, que son quienes entran al campo de juego.
Tanto cuando estuve en Vélez como en mis dos
períodos en Boca, tuve la suerte de encontrar grupos extraordinarios. Uno debe
convencer a esos grupos de que jugar cómo uno propone puede darles resultados,
pero si creen ese discurso y aceptan las herramientas que uno les da, luego son
ellos quienes se convierten en artífices de su propio futuro.
Ante este cruce de caminos están los jugadores
del Barcelona, y si son inteligentes, tienen todo para seguir sumando éxitos. A
Guardiola le tienen todo el respeto, cariño y reconocimiento de una época que
ya terminó, pero sabiendo que el método de trabajo y el sistema seguirán siendo
los mismos, si ellos siguen convencidos, seguirán rindiéndole homenaje de la
mejor manera: jugando igual y consiguiendo los mismos resultados.
En el fondo, el discurso de Vilanova y de todos los que lo rodean seguirá siendo el mismo. Se privilegiará el buen trato de la pelota, el control abrumador de la posesión y la presión para ahogar al rival en las ocasiones en las que se haga del balón.
Tampoco es algo nuevo para el Barcelona, que
lleva años aplicando y creyendo en el mismo sistema. Desde las épocas de
Cruyff, pasando por Van Gaal y llegando incluso a Rijkaard, el antecesor de
Guardiola, la influencia del fútbol holandés lleva décadas dejando su marca en
el club.
En todo caso, creo que es muy probable que
Vilanova refuerce los argumentos que más éxito le dieron a Guardiola en su
momento, y a la vez pienso que de las respuestas que tenga para los pequeños
problemas que tenía Pep uno podrá ver más claramente hacia dónde va el nuevo
Barcelona.
Veo una defensa de cuatro hombres atrás, con
laterales que marcan y se proyectan desde el fondo. Pero a la vez me pregunto
si seguirá probando con Mascherano de central, en un puesto que no le es
natural, por más que haya tenido grandes actuaciones.
También me pregunto qué hará con David Villa una
vez que esté recuperado. ¿Será el referente de área que le viene faltando o lo
hará jugar de afuera hacia adentro?
Y la gran pregunta que nadie se hace: ¿y si un día
no puede contar con Messi? El mejor jugador del planeta está siempre presente y
por los 90 minutos. Es difícil imaginarse al Barcelona sin él, pero sería
demasiado arriesgado para Vilanova no pensar opciones.
Eso nos lleva al tema de los refuerzos: pensar en
un enganche es una posibilidad, sobre todo si uno analiza que Messi, en la
posición en la que viene jugando los últimos años, hace las veces de. También
está por verse si Barcelona saldrá al mercado a buscar lo que hoy le falta,
como ese hombre claro de punta, atacantes zurdos o laterales. En este último
caso, que se hable de Jordi Alba, del Valencia, ya es una señal.
En definitiva, y antes aún que las elecciones
tácticas, los refuerzos o falta de ellos, y también las partidas (ya se habla
de Dani Alves) van a mostrar cuánto de cambio y cuánto de continuidad tendrá el
Barcelona de Tito Vilanova.
Enfrente tendrá, una vez más, a un Real Madrid sediento
de más títulos y que seguramente hará lo que mejor sabe hacer: reforzarse en el
mercado. No nos engañemos: la Liga será, otro año más, un asunto entre ellos
dos. Y a la vez, los dos irán por todo en Europa, donde este año se quedaron
con las ganas.
LA
HERENCIA DE PEP
Más allá de haber vuelto a poner a la pelota en el centro de la escena,
Guardiola deja varias grandes decisiones como legado.
Por un lado, no tuvo miedo a la hora de deshacerse
de grandes jugadores que no terminaban de acoplarse a su sistema. Sobre todo
con jugadores ofensivos de alto perfil, que siguieron su ruta hacia otros
destinos sin que el Barcelona los extrañara, como pasó con Ronaldinho, Henry,
Eto'o e Ibrahimovic.
También le encontró el mejor lugar a un chico que
arrancaba como puntero derecho. Lo puso más retrasado para arrancar más lejos
del arco, con más espacio y visión. No se puede decir que Guardiola convirtió a
Messi en lo que hoy es, pero claramente ayudó a que explotara al máximo ese
enorme talento que hoy nos deslumbra.
También instaló a jugadores hoy imprescindibles que
no lo eran tanto, sobre todo en el mediocampo, como Busquets e Iniesta. E hizo
que otros que antes pasaban por rústicos, como Puyol, mostraran toda su
ductilidad y clase para cumplir distintos roles.
Cuando Guardiola dice que va a descansar, yo lo
comprendo. Hace poco vi una foto de él hace cuatro años, cuando recién se hacía
cargo, y hoy lo veo cansado por la presión acumulada con la que tuvo que
lidiar.
Yo viví cinco años en Boca con esa máxima exigencia,
sin términos medios. Y llega un momento en el que ningún éxito alcanza, ya que
si uno gana se le pide que golee, y si es campeón se le pide que juegue mejor.
Guardiola vivió eso en carne propia, con lo cual no
es extraño que se tome un año sabático. Habrá que ver, cuando decida volver, si
encuentra un medio tan favorable como el que tuvo en Barcelona, con apoyo
completo de los dirigentes y un público que le fue fiel.
Felicidades.
Carlos Bianchi es el 13º goleador de la historia del fútbol mundial y el técnico que más títulos ganó en el fútbol argentino. Surgió como jugador en Vélez Sarsfield de su país, donde fue campeón en 1968, para luego destacarse en distintos clubes de Francia. Allí inició su carrera como técnico, antes de volver a la Argentina para ganar 15 títulos locales e internacionales, seis con Vélez y nueve con Boca Juniors. También dirigió a la Roma de Italia y al Atlético de Madrid de España y es eterno candidato a conducir a la Selección Argentina. Ha escrito para diversos medios de prensa y también se ha desempeñado como comentarista televisivo en distintos canales de Latinoamérica y del mundo.
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